Eucaristía
Alimento de fe
El Papa Francisco sobre la Eucaristía…
“Jesús se hace frágil como el pan que se rompe y se desmigaja. Pero precisamente ahí radica su fuerza. En la Eucaristía la fragilidad es fuerza: fuerza del amor que se hace pequeño para ser acogido y no temido; fuerza del amor que se parte y se divide para alimentar y dar vida; fuerza del amor que se fragmenta para reunirnos en la unidad”.
“Jesús se hace frágil como el pan que se rompe y se desmigaja. Pero precisamente ahí radica su fuerza. En la Eucaristía la fragilidad es fuerza: fuerza del amor que se hace pequeño para ser acogido y no temido; fuerza del amor que se parte y se divide para alimentar y dar vida; fuerza del amor que se fragmenta para reunirnos en la unidad”.
¿Qué es el sacramento de la Eucaristía?
La Eucaristía es «la fuente y cima» de la vida cristiana y el alimento necesario para vivir como un cristiano adulto y comprometido con el Evangelio.
La Eucaristía es «la fuente y cima» de la vida cristiana y el alimento necesario para vivir como un cristiano adulto y comprometido con el Evangelio.
Este sacramento fue instituido por el mismo Jesús en la Última Cena como memorial de su entrega en la cruz por nuestra salvación.
Este sacramento fue instituido por el mismo Jesús en la Última Cena como memorial de su entrega en la cruz por nuestra salvación.
En la celebración de la misa toda la comunidad cristiana, presidida por sus ministros, se reúne en torno al altar para participar de la mesa de la Palabra de Dios, escuchando las lecturas bíblicas y siendo instruido en la homilía, y en la mesa del banquete eucarístico donde, por la consagración, el pan y el vino son el verdadero Cuerpo y Sangre de Cristo, alimento para nuestra vida temporal y eterna. En ella anunciamos la muerte de Jesucristo, proclamamos su gloriosa resurrección y esperamos su regreso al final de los tiempos.
En la celebración de la misa toda la comunidad cristiana, presidida por sus ministros, se reúne en torno al altar para participar de la mesa de la Palabra de Dios, escuchando las lecturas bíblicas y siendo instruido en la homilía, y en la mesa del banquete eucarístico donde, por la consagración, el pan y el vino son el verdadero Cuerpo y Sangre de Cristo, alimento para nuestra vida temporal y eterna. En ella anunciamos la muerte de Jesucristo, proclamamos su gloriosa resurrección y esperamos su regreso al final de los tiempos.
Todos los bautizados deben participar activa y asiduamente en la celebración de la Eucaristía y, al menos, los domingos y días de precepto. En nuestra parroquia de Arnedo se celebran misas todos los días, aquí pueden consultar los horarios.
Todos los bautizados deben participar activa y asiduamente en la celebración de la Eucaristía y, al menos, los domingos y días de precepto. En nuestra parroquia de Arnedo se celebran misas todos los días, aquí pueden consultar los horarios.
¿Quién puede recibir la eucaristía?
La Comunión es la acción más sagrada, ya que recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Para recibir la eucaristía debemos estar en recta disposición, cumplir el ayuno eucarístico y no tener consciencia de haber cometido ningún pecado grave.
La Comunión es la acción más sagrada, ya que recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Para recibir la eucaristía debemos estar en recta disposición, cumplir el ayuno eucarístico y no tener consciencia de haber cometido ningún pecado grave.
Estoy enfermo y no puedo asistir a misa. ¿Cómo puedo comulgar?
Desde los inicios del cristianismo, la Iglesia, finalizada la eucaristía, llevaba la comunión a los enfermos a sus casas. De hecho la costumbre de disponer de una “reserva” de la Eucaristía en el Sagrario, vienen motivada por este hecho. Si alguien está enfermo, en casa u hospitalizado y no puede asistir a misa puede pedir a los sacerdotes en la sacristía o ponerse en contacto con ellos por medio de esta página o por teléfono, que le lleven la comunión a casa y, si lo desea también podrá confesarse.
Desde los inicios del cristianismo, la Iglesia, finalizada la eucaristía, llevaba la comunión a los enfermos a sus casas. De hecho la costumbre de disponer de una “reserva” de la Eucaristía en el Sagrario, vienen motivada por este hecho. Si alguien está enfermo, en casa u hospitalizado y no puede asistir a misa puede pedir a los sacerdotes en la sacristía o ponerse en contacto con ellos por medio de esta página o por teléfono, que le lleven la comunión a casa y, si lo desea también podrá confesarse.