SANTA EULALIA
Vida
“Santa Eulalia de Mérida fue una niña que a sus doce años no temió presentarse al juez de Mérida, su ciudad natal. para confesar su fe cristiana. Era el año 303, en plena persecución de Diocleciano. “¿Buscas cristianos? Heme aquí, yo soy enemiga de los demonios, pisoteo vuestros ídolos y confieso a Dios con el corazón y con la boca”. El juez la condenó a morir en terribles tormentos; desgarraron sus pechos con garfios de hierro y sus costados con uñas aceradas; en el vientre aplicaron antorchas encendidas y le quemaron los cabellos hasta que la niña expiró.
En ese momento su alma, en forma de paloma, salió de su boca y voló al cielo mientras el cielo hizo caer un manto de nieve para cubrir la desnudez virginal de la niña Eulalia. Así lo sublima el poeta calagurritano Prudencio en el himno IV de su Peristéphanon. Y san Agustín la recordaba cien años después en un sermón pronunciado el 10 de diciembre del 410, fecha en que se celebraba la fiesta de la Santa «en la provincia de España, mujer santa y fuerte que con su amor venció su debilidad, como otros muchos mártires que aceptan la muerte para no perecer, son humillados para ser exaltados, mueren para vivir”.
Y muchos santos peregrinaron a su sepulcro en Mérida, como san Fructuoso, obispo de Tarragona; y muchos pueblos llevan aún hoy su nombre, como nuestros vecinos Santa Eulalia Bajera y Somera.
Nuestra iglesia de Santa Eulalia fue una de las tres parroquias de la ciudad hasta que fue suprimida a raíz del Concordato de 1851, pasando sus fieles a la de San Cosme y San Damián. Se abre al culto sólo esporádicamente.
El templo
Este templo fue construido en la segunda mitad del siglo XVI al mismo tiempo que el de San Cosme y Damián. En la actualidad se guardan en él muchos de los pasos de Semana Santa pero se realizan muy pocas celebraciones parroquiales a lo largo del año (Santa Lucía el 13 de diciembre; cuando toca la primacía de la «sacramental de Santa Eulalia»; en las visitas al monumento el Jueves Santo; o cuando alguna pareja desea contraer matrimonio). La comunidad apostólica armenia de Arnedo se reúne todos los meses en ella cuando su sacerdote (archimandrita) visita nuestra ciudad.
Es edificio gótico renacentista con algunos elementos barrocos y está construido en sillería y sillarejo, excepto la sacristía y el cuerpo alto de la torre que son de ladrillo y mampostería.
Su planta, de una sola nave de tres tramos con capillas entre los contrafuertes y cabecera ochavada de tres paños, se cubre con bóvedas de crucería estrelladas, sistema muy popularizado en La Rioja en la segunda mitad del s. XVI.
Apenas queda documentación pero conocemos nombres de los que trabajaron en ella que, en parte, son los que trabajan al mismo tiempo en San Cosme y San Damián: Juan de Gorosábel hace el tejado; Juan de Zumeta y Larrañaga, a quienes siguen Martín del Pontón e Ignacio de Salsamendi.
Posee un gran espacio interior, de única nave, con predominio de muro sobre el vano, amplitud espacial y escasa ornamentación. Su aspecto exterior es el de un prisma rectangular con paramentos continuos, sin escalonamientos ni salientes, excepto en la fachada con un retranqueo de los laterales, de los que el de la derecha, corresponde a la torre (2).
1.- Fachada
La construye, a partir de 1631 Juan de Zumeta Larrañaga, autor también de la fachada sur de San Cosme y San Damián, según traza de Juan de Urruela, aunque fue Martín del Pontón quien continuó la obra. Ingreso adintelado; sobre él, hornacina con imagen de la santa titular, flanqueada por frescos que narran su martirio.
2.- Torre
A la derecha de la fachada, con tres cuerpos. Los dos primeros son coetáneos de la nave, de planta cuadrada y de sillería, y el superior o cuerpo de campanas, que era del s. XVII y de ladrillo, fue rehecho en los años ochenta del s. XX.
El hermoso panorama que se aprecia desde el patio de entrada es sorprendente aún más desde la torre. Al sudoeste cierra el horizonte el siempre vigilante Isasa a cuyos pies corre el Cidacos, dejando a su paso el perfil sereno de un valle cuajado de ‘casillas’, las pequeñas huertas con su edificación, muy típicas de Arnedo. Se contempla perfectamente el trazado antiguo de la ciudad, delimitado por los cerros del Castillo y San Miguel y por la Carrera. Actualmente se desborda hacia el río y aguas arriba, hacia el sudoeste.
3.- Capilla de la Virgen del Pilar
Retablo realizado en 1710 por Francisco La Piedra vecino de Limpias, en Cantabria. Es estilo barroco churrigueresco, que llama la atención porque la madera se conserva en su estado original sin dorar ni policromar. La imagen del apóstol Santiago que corona el ático es obra de Félix de Camporredondo.
5.- Retablo de Santa Lucía
Romanista de fines del s. XVI, atribuido a la órbita de Antonio de Zárraga, en el que destaca el relieve de san Jerónimo. La Cofradía de Santa Lucía, la más numerosa de la ciudad, mantiene la costumbre de celebrar novena y fiesta con misa y procesión el 13 de diciembre, fiesta de la santa. A ella acuden numerosos arnedanos, que recuerdan su residencia en los alrededores de esta iglesia antes de la expansión de la ciudad en los años 1955-70, que dejó casi deshabitado este barrio en torno al Castillo, cuando aún casi cien familias habitaban las cuevas en torno.
6.- Retablo mayor
Dedicado a santa Eulalia, destacan en él los relieves dedicados al martirio de la santa. Es romanista de hacia 1600, excepto el ático de fines del XVIII, con crucifijo de mediados del XVI y la propia imagen de santa Eulalia, barroca de comienzos del XVIII.
Banco con los cuatro doctores de la Iglesia: san Agustín y san Jerónimo, occidentales, y san Atanasio y san Gregorio Magno, orientales. En el primer cuerpo, historia del martirio de santa Eulalia, san Juan Bautista y virtud, santa Eulalia, titular, san Juan Evangelista y virtud e historia del martirio de santa Eulalia. En el segundo, santa Eulalia ante el pretor, san Lorenzo, Asunción, san Agustín y el cadáver de la santa arrojado a un estercolero.
Todo ello del taller de Antonio y Juan de Zárraga. Los Zárraga, familia vasca liderada por Antonio y su hijo Juan, se establecieron en Arnedo a finales del XVI y durante la primera mitad del s. XVII, creando un importante taller de escultura romanista con gran difusión por la Rioja Baja y la Ribera de Navarra. Cuenta en Arnedo con retablos en esta iglesia y en la de San Cosme y San Damián.
9.- Coro alto
Sillería con veinte asientos y facistol, barrocos del XVIII y órgano con caja rococó coronado por ángel trompetero. Bien conservado y en uso desde que fuera puesto a punto el día 29 de agosto de 2023, tras largas décadas silenciado. La inscripción existente en el propio órgano nos da noticia de su construcción: “ME YZO MANUEL DE SAN JUAN EN LOGROÑO, AHONRRA Y GLORIA DE DIOS. AÑO DE 1786”.
10.- Sacristía