VIDA
Estos dos santos han sido, junto con San Lucas, los patronos de los médicos católicos. En oriente los llaman los anargiros (sin dinero), porque ejercían la medicina sin cobrar nada a los pacientes pobres. Lo único que les pedían era que les permitieran hablarles por unos minutos acerca de Jesucristo y de su Evangelio.
Lisias, el gobernador de Cilicia, se disgustó mucho porque estos dos hermanos propagaban efectivamente el cristianismo. Trató inútilmente de que dejaran de predicar, y como no lo consiguió, mandó echarlos al mar. Pero una ola gigantesca los sacó sanos y salvos a la orilla. Entonces los mandó quemar vivos, pero las llamas no los tocaron, y en cambio quemaron a los verdugos paganos que los querían atormentar. Entonces el mandatario pagano mandó que les cortaran la cabeza. Finalmente, derramaron su sangre por proclamar el amor al Divino Salvador.
Junto a la tumba de los dos hermanos gemelos, empezaron a obrarse milagrosas curaciones. El emperador Justiniano de Constantinopla, padeciendo de una grave enfermedad, se encomendó a estos dos santos mártires y fue curado inexplicablemente.
Templo
La Parroquia de San Cosme y San Damián, como las otras dos parroquias de Arnedo ya aparecen citadas en el s.XIII. El templo actual fue construido entre 1540 y 1595. Tres naves de igual altura; bóvedas de crucería estrellada y cabecera ochavada de tres paños. Coro alto a los pies y diversas capillas abiertas a las naves laterales. Dos capillas en la cabecera y torre a los pies, completan la arquitectura.
Trabajaron en su construcción nombres como Pedro de Alzaga, Martín de Sarazíbar, Francisco de Zumista, Juan de Juaristi I, Miguel de Urdinaga y Juan de Juaristi II.
1.- Portada sur.
De estilo manierista, con elementos barrocos, realizada entre 1634 y 1638 por Juan de Zumeta y Larrañaga. Gran arcada entre contrafuertes rematada en frontón triangular, compuesta por dos cuerpos, el bajo adintelado entre columnas con frontón redondo roto y el alto con doble hornacina que alberga las imágenes de San Cosme y San Damián. Ya en el interior la caja de la puerta es barroca del s.XVIII con benditeras en alabastro, rococós del XVIII.
2.- Puerta oeste.
En el centro del hastial oeste a los pies, se abre la portada más antigua, actualmente en desuso, llamada del Padre Eterno por el relieve del segundo cuerpo. Portada de estilo renacentista-manierista de la segunda mitad del s.XVI. El relieve está en la órbita del taller romanista de Antonio de Zárraga.
3.- Capilla de San Martín.
Renacentista, con bóveda de cañón, encargada por Martín de la Cuadra y realizada por Pedro Iñiguez de Beitia entre 1597 y 1601; ingreso de medio punto soportando frontón triangular roto con un altorrelieve del Padre Eterno. El retablo es el más antiguo del templo; obra romanista, del arnedano Antonio de Zárraga de 1590. San Martín de Tours, partiendo la capa con el mendigo, flanqueado por santo Obispo y Abad. En el banco, las santas Catalina, Magdalena y Juliana. En el primer cuerpo San Pedro y San Pablo a los lados de relieve de la Epifanía. Y Calvario en el ático.
4.- Capilla de Santa Catalina.
Retablo rococó de la segunda mitad del XVIII, con imagen de San Francisco Javier, del XVII y Santa Catalina del XVI. Pintura en el ático de San Ignacio.
5.- Retablo de la Inmaculada.
Compuesto por una parte baja, rococó del XVIII, con imagen moderna de la Inmaculada y San José y Santa Teresa, rococós a los lados. Sobre él, retablo barroco de fines del XVII, con Virgen de la Antigua, del XIV-XV, mutilada, y Santo Tomás de Aquino, barroco de fines del XVII.
6.- Retablo Mayor.
Obra barroca de tres calles, sotabanco de alabastro, banco, cuerpo y ático en horno, realizada a partir de 1671 por Sebastián de Sola y Calahorra y los hermanos José y Baltasar de Tobar. Lo doró, en 1761, Felipe Reoyo y el estofado corrió a cargo de Andrés de Carazo.
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En el centro, imágenes de San Cosme y San Damián, los titulares, sobre ellos Asunción. A los lados escenas referidas a la vida y muerte de los santos Cosme y Damián: de derecha a izquierda y de arriba abajo: los santos Médicos, implantan a un enfermo la pierna de un difunto; Lisias, gobernador de Cilicia que les condena a diversos tormentos y finalmente a la muerte; crucificados son sometidos a lapidación. Finalmente son decapitados por confesar a Cristo.
Enormes columnas salomónicas de uvas, hojarasca y aves exóticas coronadas por capiteles corintios. Se intuye como obra pionera en La Rioja y en el resto de España, pues en estas mismas fechas o incluso después la familia Churriguera llegaba en Salamanca a las mismas soluciones decorativas.
De especial interés es el sagrario en templete de cuatro cuerpos, en el que se aprovechan elementos anteriores y posteriores al retablo. Del s.XVI son los doce relieves de santos y cuatro virtudes, además de los bustos relicario de los Santos, que protagonizan el ’robo de los santos’. Y del s.XVII son el Cristo resucitado, San Antonio y San Pedro
7.- Retablo de Santa Bárbara.
Como el n.5, lo componen dos retablos superpuestos. En el inferior, rococó, imagen de santa Bárbara, también rococó, de la segunda mitad del XVIII; san Bartolomé y san Antonio de Padua del XVII. En el retablo sobrepuesto, san Blas y san Buenaventura, todo coetáneo de fines del XVII.
8.- Capilla de San Juan Evangelista.
Barroco, del XVII, con relieves en el banco de san Juan en Patmos y Calvario. Titular en el centro y martirio y predicación a los lados; en el ático, san Joaquín y dos ángeles.
9- Capilla de la Virgen de Vico.
Patrona de la ciudad. El retablo, rococó de la segunda mitad del s.XVIII es interesante sobre todo por tres de las imágenes que alberga, procedentes del desamortizado Convento de PP.Franciscanos. En el centro, Virgen de Vico, patrona de Arnedo, del s.XII. A sus laterales, san Francisco de Asís y san Antonio de Padua, de fines del s.XVII, de autor desconocido pero de estilo Pedro de Mena, importante escultor barroco de escuela granadina y principal discípulo de Alonso Cano.
10.- Capilla de la Vera Cruz.
Así llamada porque en ella se celebraban tradicionalmente las llamadas ‘misas de vera cruz’, arraigada costumbre arnedana de celebrar una misa por cada difunto, a la que se asiste más que al mismo funeral y en la que aún se conserva la costumbre, antes muy común en toda La Rioja, de que sólo los hombres se acercan a entregar su ofrenda besando la estola del sacerdote.
Altar barroco con lienzo de San Sebastián en el ático, todo del siglo XVIII. Cristo yacente de tamaño natural, barroco del XVII en urna; tres imágenes de dolorosas, barrocas del XVIII. retablo como el anterior con lienzo de San Lorenzo en el ático e imagen de Cristo a la columna todo del XVIII.
En la pared del Coro Bajo, gran cruz de madera: dos personas, elegidas a sorteo el Domingo de Ramos, trasladan esta cruz a hombros hasta el Calvario, cerro al oeste de la ciudad, al tiempo que se rezan las XIV estaciones del vía crucis, el Viernes Santo en procesión multitudinaria
11.- Coro alto
Realizado a partir de 1604 por Juan de Juaristi II, que también construye a la vez la torre. Conserva la sillería con 27 asientos y facistol, todo ello barroco del primer tercio del s.XVIII.En el lado del evangelio, sobre la capilla de la Vera Cruz, gran órgano barroco, realizado por el maestro Diego de Orío a partir de 1716. Presenta bella fachada con decoración de motivos vegetales y ángel trompetero en el remate. Restaurado en 1997, se utiliza habitualmente en la liturgia.En los muros del antecoro y trascoro cuelgan las doce pinturas sobre cobre, flamencas, ,obra de Gabriel Frank, procedentes del templo de Santa Eulalia.
13.- Sacristía nueva.
Construida en el s.XVII en mampostería encadenada de ladrillo (técnica conocida como aparejo toledano o madrileño, muy empleada en la Rioja Baja), cubierta interiormente con cúpula sobre pechinas.
Preside la sacristía retablillo rococó de la segunda mitad del s.XVIII con crucifijo romanista de fines del XVI. Cajonería de nogal corrida con decoración de hojarasca y cabezas, barroca del s.XVII.
Este espacio, junto con la antesacristía, se muestra como un pequeño museo donde se pueden apreciar distintas piezas de orfebrería en plata, particularmente relicarios, custodias, cálices y crucifijos de marfil, filipinos de fines del s. XVIII.